Durante los últimos 16 meses, la violencia en el Conurbano Bonaerense ha alcanzado niveles alarmantes, como demuestra la lamentable pérdida de 28 policías. Este aumento de la violencia ha puesto de manifiesto la creciente inseguridad en la región, agravando aún más la difícil situación en la que se encuentran sus habitantes.

Este incremento en la violencia no ha sido un fenómeno aislado, sino que ha estado en línea con la tendencia general en la región, donde la inseguridad ha ido en aumento. Se ha informado de una serie de incidentes violentos que, sumados a los asesinatos de los policías, han aumentado la sensación de inseguridad y temor entre los residentes.

La pérdida de estos 28 policías no solo es una tragedia en sí misma, sino que también pone de relieve la difícil situación a la que se enfrentan los agentes de seguridad en su labor diaria. Muchos de ellos se encuentran en constante riesgo, tratando de mantener la paz y la seguridad en una región cada vez más violenta.

Los esfuerzos para combatir esta ola de violencia continúan, pero los desafíos son enormes. Es imperativo que se tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos y, especialmente, de aquellos que se encargan de protegerla.